en mi cuarto habitación normalmente es visitado por un nomo, éste es rápido como el pensamiento y astuto como el mas viejo zorro, la habilidad de éste Ser practicamente amorfo para alcanzar cualquier punto que le viene en gana es insaciable, hay veces que le veo caerse de escalones bastanta grandes, pero al rebote sigue obstinado con subirse a la corniza de la alcoba. se vá cuando quiere, regresa cuando me necesita, regresa cuando le conviene, regresa cuando el tiempo me aflije, cuando las miradas me enloquecen, cuando exhausto se retira, a menudo deja una estela persistente como el aroma del mar en el cuerpo deja su caricia al uno andar,
el nomo repite siempre la misma cosa, la misma tecitura al llamarlo a uno:
ayudame a pensar y te dejo pasar
ayduame a pensar y te dejo pasar
ayduame a pensar y te dejo pasar
cuándo pudo pasar para dejar de pensar en aquellos bastos cultivos de historia y sabiduría, cómo pudo pasar tanto siendo siempre uno el mismo, siempre uno con alguien, siempre uno con una, siempre muchos con muchas, siempre tan pocos pero incontables a la vez... cuán ritmica suele ser la historia, cuán parecida, cuán distante, cuán parecida a los de aqui y ahora, cuán misteriosa se torna.
martes, 14 de abril de 2009
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